
Alberto Contador se ha alzado con su segundo Tour de Francia -2007 y 2009-. El ciclista español ha dado una lección de cómo subir en la montaña, cómo correr en una contrarreloj, cómo manejar a sus rivales y cómo y cuándo atacar. Merecido Tour que se lleva Contador a pesar de las continúas guerras que se han vivido en el seno de su equipo.
La vuelta de Lance Armstrong hizo temblar los cimientos de Astana. Alberto debería haber sido el líder desde el principio, pero el director, Johan Bruyneel, jugó al despiste en todo momento. Todo cambió cuando Contador sentó cátedra. Atacó, sacó los colores del americano, del resto de corredores y de alguno de sus allegados.
Con el maillot amarillo encima, Contador mostró su hegemonía. Estuvo entre los mejores en todo momento, controló todo ataque de los activos hermanos Schleck, -sobre todo el pequeño, Andy, segundo clasificado- e incluso ayudó a su compañero Lance. Mención merece la actuación del americano. Con 38 años, y tras tres de retirada, volvió y terminó subido al tercer escalón.
La mayor decepción la protagonizó el pasado campeón del Tour, Carlos Sastre. El corredor de Cervélo no estuvo al nivel esperado y su dorsal número uno cayó en el más absoluto silencio.
El año que viene, Contador volverá a Francia con la vitola del rival a batir. Armstrong correrá en otro equipo y pugnará por la gloria, aunque Alberto tiene cuerda para rato.
Festival de Cavendish
El británico Mark Cavendish puso la guinda a su excepcional Tour, seis victorias de 21 etapas, al coronarse en los Campos Elíseos con la última prueba. El corredor del Columbia deleitó en la recta final a sus rivales con una potencia inalcanzable por sus rivales.
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